El levantamiento de los estrictos controles del virus no implica en absoluto que el gobierno se haya rendido ante el virus. Al contrario, la optimización de las medidas de prevención y control se ajusta a la situación epidémica actual.
Por un lado, las variantes del nuevo coronavirus responsables de la actual ola de infecciones son menos letales para la mayoría de la población; por otro, la economía necesita urgentemente una rápida reactivación y la sociedad recuperar su movilidad, que tanto le debe.
Sin embargo, esto no implica ignorar la gravedad de la situación. Hacer todo lo posible para reducir la tasa de mortalidad por COVID es la necesidad apremiante de la nueva etapa de la lucha contra el nuevo coronavirus.
▲ Un residente (der.) recibe una dosis de la vacuna inhalable contra la COVID-19 en un centro de servicios de salud comunitario en el distrito de Tianxin de Changsha, provincia de Hunan, en el centro de China, el 22 de diciembre de 2022. Foto/Xinhua
Aunque la mayoría de las personas pueden recuperarse de la infección con unos pocos días de descanso, el virus todavía representa una grave amenaza para la vida y la salud de las personas mayores, especialmente de aquellas con problemas de salud subyacentes.
Aunque el 75 por ciento de los 240 millones de personas de 60 años o más en el país, y el 40 por ciento de las de 80 años o más, han recibido tres dosis de la vacuna, una cifra superior a la de algunas economías desarrolladas, no hay que olvidar que alrededor de 25 millones de personas de 60 años o más no han sido vacunadas en absoluto, lo que las pone en mayor riesgo de enfermar gravemente.
La presión que sufren los hospitales a nivel nacional evidencia la creciente demanda de atención médica. Es imperativo que los gobiernos, en todos los niveles, respondan a la situación. Se necesitan más recursos para aumentar los recursos de atención médica de emergencia rápidamente y garantizar el suministro de medicamentos antifebriles y antiinflamatorios.
Esto implica establecer más clínicas para la fiebre, optimizar los procedimientos de tratamiento, aumentar el personal de apoyo para el personal médico y mejorar la eficiencia del servicio. Es positivo ver que algunas ciudades ya están actuando con rapidez en esa dirección. Por ejemplo, el número de clínicas para la fiebre en Pekín ha aumentado rápidamente de 94 a 1263 en las últimas semanas, lo que ha evitado una escasez de recursos médicos.
Los departamentos de gestión vecinal y las instituciones de salud pública también deberían abrir canales verdes para garantizar que todas las llamadas sean respondidas con prontitud y que los pacientes gravemente enfermos sean trasladados a hospitales para recibir tratamiento.
El hecho de que el número de llamadas de emergencia recibidas por los departamentos de salud pública en muchas ciudades haya alcanzado su punto máximo a finales de la semana pasada sugiere que la época más difícil ya ha pasado, aunque solo para esta ola del virus, ya que se esperan más. No obstante, a medida que la situación mejore, se espera que los departamentos de base y las instituciones de salud pública tomen la iniciativa de evaluar y atender las necesidades de atención médica de la población, incluyendo la prestación de apoyo psicológico.
Como era de esperar, el constante énfasis en poner las vidas y la salud en primer lugar es ignorado selectivamente por aquellos críticos de China que se deleitan en escalofríos de schadenfreude a expensas del pueblo chino.
DE: CHINADIARY
Hora de publicación: 29 de diciembre de 2022